martes, 21 de septiembre de 2010

Entrega1_manifiesto

Ante una sociedad cada vez más global,  parece cada vez más necesario tratar de
conservar lo local en un intento de conservar nuestra identidad como ciudadanos
de un lugar concreto con sus propias virtudes y carencias, y en esto las
actuaciones urbanas pueden tener un papel decisivo.

Si estudiamos el urbanismo de los ultimos 20 años en Barcelona y fijamos nuestra
mirada en aquel llevado a cabo entre el año 80 y el 86, antes de que la ciudad
fuera declarada sede de lo Juegos Olimpicos del 92, es posible encontrar algunas
claves para llevar  esto a cabo. Por otro lado la situación económica actual
puede ser también más similar a la de esta época que a la otras más recientes de
mayor riqueza y crecimiento. Esto unido a la conciencia que tenemos de rechazo a
crecimiento indiscriminado nos anima a buscar soluciones urbanisticas desde
dentro de la ciudad y recuperar espacios degradados puede ser un buen punto de
partida.  Y esto es lo que se trato de hacer en los años 80 mediante una serie de
actuaciones menores que trataban de a base de "acupunturas" en la ciudad
reactivar zonas estratégicas que llevaran consigo la reactivación de su entorno.
Se trataba además de un urbanismo muy pensado para el ciudadano y con el
ciudadano, en estrecha relación con los vecinos de la zona.

Por otro lado el estudio fisico y social del lugar nos da a conocer el modo de
vida de los habitantes. En su mayoria se trata de viviendas pequeñas habitadas
por inmigrantes , generalmente muy densificadas.

La manzana se encuentra cerca de zonas turisticas como la Catedral o Santa María
del Mar, pero a pesar de ello no es una zona turística comun, lo cual aunque
resulta un inconveniente para el comercio es sin duda una ventaja para los
vecinos, que no sufren los perjuicios que la gran afluencia de turistas provoca
en otros lugares de la ciudad.

Por todo esto la intención de la actuación que se propone trata de mejorar la
calidad de vida de los residentes, y no trata de ser una actuación de mayor
repercusión que a nvel de barrio, sin pretensiones a nivel ciudad y sin tratar de
hacer que todo el espacio público tenga por que dar servicio obligatoriamente a
toda la ciudad. Se trata de incorporar al espacio público los locales que se
encuentran inutilizados, locales en los que probadamente el comercio no ha
funcionado y que darían mejor servicio si se utilizaran como espacios comunes
para los usuarios de la viviendas de la zona. Así se crearian espacios de
reunión, de estancia para las familias, para la tercera edad, con servicios
comunitarios a los que de otra manera las personas que alli residen no tendrían
acceso, como puntos de acceso a internet, salas de estudio...etc.

Entrega1

domingo, 19 de septiembre de 2010

Nueva ciudad, nuevos espacios

La transformación de los modos de vida incide directamente en la transformación de los espacios. La nueva sociedad es una sociedad informacional, basada en una tecnología de redes, de información global, donde una gran parte de la vida se desarrolla a un nivel telemático, sin una espacialidad definida. Esto lleva a algunos pensadores a apuntar a una "muerte de las distancias" que conllevaría la muerte de la ciudad como la conocemos.  Pero las culturas, los lugares, los espacios tienen mucha mas resitencia para disolverse tan fácilmente. Al contrario de lo que podría pensarse la experiencia global no elimina la local, crea un papel local mucho más decisivo. Los lugares se convierten en "trincheras de identidad", son espacios constituidos como expresión de identidad, de lo que soy, de lo que yo vivo, de lo que sé y de lo que organizo mi vida en torno a ello.

Quizá por esto el urbanismo en Barcelona debería recuperar algo de lo que fue en los años 80, cuando se trataba de recuperar la ciudad reconstruyendo lo existente, a base de pequeñas actuaciones en la ciudad, que se llevaban a cabo en estrecha relación con las asociaciones locales, con la gente que vivian y conocian el entorno.

Cada trozo de ciudad tiene su propia identidad, sus características espaciales y sociales propias, que nos dan la clave de cómo debe ser el espacio comun de sus habitantes, el espacio público.